domingo, 5 de septiembre de 2010

El estúpido perdón

Llueven nuncas que mojan el camino iluminado de promesas violadas, el destino está aún lejos, como la muerte de un adolescente que juega a ser Dios, pero bailando las horas pasan ingrávidas y las distancias son imaginarias. Avanzo machacando el rechazo que brota como una mala hierba, con la única esperanza de que todo concluya otra vez en tus ojos.

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