La ilusión, como un superhéroe pretérito,
se cuela por la ventana del corazón vesánico,
ulcerando los sueños efímeros del mediodía
que iluminan nuestros arcanos delirios.
Y cuando la sonrisa es una elipse andrómina
y los ritmos desfigurados de la venganza,
con la promesa de la humillación ajena,
conquistan los latidos inermes,
contemplamos el desierto que corre por nuestras venas,
como una madre contempla la placenta rota.
poema escrito para www.leptica.com para su obsesión del mes: La venganza
domingo, 5 de septiembre de 2010
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