lunes, 21 de junio de 2010

BLANCO Y NEGRO

Por mi piel han fluido como las palabras de un vendedor ambulante los sueños de los grandes clásicos: la humanidad de John Ford, la religiosidad expresionista de Dreyer, la poesía visual de Murnau, el sarcasmo de Lubitsch, los eternos perdedores y canallas de Billy Wilder, la melancolía de Chaplin… Ahora, repudiado y casi olvidado como un vetusto banco de parque, buscáis en las butacas nuevas y acolchadas los colores de la realidad que os rodea, la rutina visual de vuestros ojos legañosos y vacíos. Pero en vuestro mundo cromático nunca Lauren Bacall de dirá con cara traviesa a Humphrey Bogart si me necesitas, silba, ni Glenn Ford abofeteará a Rita Hayworth. Eso será mío para siempre. En estos tiempos sesteados que os aferráis a las esperanzas e ilusiones publicitarias pigmentadas de arco iris, recordad una cosa: la sombra de vuestra existencia, ese lugar donde guardáis los secretos más arcanos, eternamente será una película en blanco y negro.

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